Viernes, 2 Agosto, 2024
Su sabor es parecido al del pepino o al pimiento dulce y resulta ser una rareza perfecta para acompañar algunos platos.
Este producto es resistente a las bajas temperaturas y las grandes alturas, pero crece en ambientes templados y con alta humedad, suelos profundos y bien drenados, con alto contenido de materia orgánica y poca salinidad. Se desarrolla en un rango altitudinal que abarca desde casi el nivel del mar hasta los 2880 metros.
Es de fácil cultivo y enorme aporte nutricional; actualmente es conocida no sólo en Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia, sino que se ha extendido a otros países de América del Sur y América Central, y está presente desde México hasta Argentina habiendo llegado al Caribe y Europa.
Siempre fue cultivada por los pueblos andinos precoloniales, como los Inca y los Mochica, que la reconocieron como “planta mágica”.
Es un fruto hueco en su interior, de forma alargada, de hasta 20 centímetros de tamaño, y su color va variando del verde oscuro al blanco.
Tienen un agradable sabor que tiene cierta similitud al pepino y el pimiento dulce. El interior tiene semillas que hay que quitarlas para preparar la achojcha en ensalada, guisos o rellenos.
Con muy bajo contenido calórico, el fruto de la achojcha contiene cerca de un 93% de agua y está compuesta por pectina, materia albuminoide, carbohidratos, sustancias lipídicas, proteínas, vitaminas A, C y tiamina, sales y minerales como: calcio, hierro, fósforo, selenio, magnesio y zinc.
Los ingresos al Mercado Central de Buenos Aires están ahora en su mejor momento, con lo cual podés encontrarlos en los pabellones de venta mayorista y las libres.