Jueves, 24 Agosto, 2023
Se trata de una raíz feculenta, cultivada generalmente en islas del Caribe hasta África Occidental, Grecia, Egipto, India, Asia Oriental y las islas del Pacífico. Se habría comenzado a cultivar hace 7000 años en las montañas de Papúa Nueva Guinea.
También tiene diferentes nombres en Latinoamércia: “papa bolusa” (en Bolivia), “malanga” (en México), “cará” (en Brasil), “ocumo chino” (en Venezuela), “papa china” (en Ecuador y Colombia), pituca-bituca-onkucha (Perú) y dasheen en el Caribe (Tobago, Trinidad y Dominica).
¿Qué se consume de este tubérculo?
El ingeniero agrónomo Claudio Barón de la Gerencia de Control de Calidad y Transparencia del Mercado Central de Buenos Aires sostuvo que la parte comestible del taro “es un tallo subterráneo llamado cormo, que crece en forma subterránea, vertical y que alcanza un tamaño de seis centímetros de diámetro, recubierto con capas de hojas secas a modo de túnicas superpuestas”.
También remarcó que “tiene una corteza con cáscara” y que “la pulpa puede ser blanca, morada, rosa o naranja”. El sabor del taro es dulce, y cuenta con una textura firme, parecida a la del rábano.
Por otra parte, el ingeniero también remarcó que “las raíces y las hojas del taro son venenosas cuando se comen crudas porque contienen oxalato cálcico”, un detalle muy importante a considerar ya que prioriza –previo a su consumo- la cocción.
Lo mejor de todo es que existen muchísimas formas de consumir taro: en chips, postres, bebidas, en té e, incluso, en recetas saladas.
Aporte Nutricional
El ingeniero Barón también explicó que el taro es rico en vitaminas como la B12, la E y la C, y minerales como el potasio, el cobre, el fósforo y el magnesio.
Uno de los grandes beneficios de este vegetal tiene que ver con su alto contenido de fibra, ya que es un nutriente fundamental para la digestión y, a pesar de que nuestro cuerpo no puede digerirla, alimenta las bacterias “buenas” que tenemos en el estómago y nos ayuda a absorber otros carbohidratos, así como también a prevenir picos de azúcar en sangre. Algo así pasa con el tipo de almidón que contiene el taro: nuestro cuerpo no puede digerirlo.
Eso convierte al taro en una buena opción de carbohidrato, sobre todo para personas diabéticas que necesitan mantener bajo control el azúcar en sangre, o para aquellos que necesitan cuidar con especial atención su salud cardiovascular.
Los ingresos en el Mercado Central son escasos, ya que se trata de una rareza, de un alimento muy exótico, provenientes de Misiones y de Brasil.
La excentricidad del taro podés encontrarla en el área transaccional del Mercado Central de Buenos Aires.