Viernes, 6 Junio, 2025
Si bien su origen exacto no se conoce, existen indicios que apuntan a la región andina y México. Se dice que esta planta fue cultivada por los aztecas hace más de 4 mil años y que, con la llegada de los españoles, se le comenzó a decir “cayote”.
El fruto es de color verde con rayas amarillas o liso, puede llegar a pesar 2,5 a 3 kilos, tiene una pulpa fibrosa y blanca, con semillas grandes y oscuras, y tiene un alto contenido de agua.
El Departamento de Estadística y Transparencia del Mercado Central de Buenos Aires indicó que, la mejor época de este producto, es durante el mes de junio y que, por año, ingresan al Mercado Central de Buenos Aires 12,6 toneladas, en promedio, provenientes de las provincias de Mendoza (88,31%), Jujuy (8,72%), San Juan (2,45%) y Salta (0,53%).
Por lo general, no se come este producto en fresco porque su sabor no resulta agradable. Principalmente, su consumo suele ser como producto procesado, ya sea como dulce o en almíbar. El dulce de cayote es típico de las provincias del Noroeste, Salta, Jujuy y Catamarca o San Juan, también, por el clima seco en el que se produce la planta.
A la pulpa del cayote se la llama, también, “cabellos de ángel” porque las fibras cocidas en almíbar toman un tono dorado atractivo.
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