Martes, 14 Agosto, 2018
Rodolfo Bouhier, técnico del INTA Valle Inferior de Río Negro, se refirió a la creciente demanda mundial de este tipo de productos y aseguró que "los frutos secos están ganando mercados que antes no tenían, por sus cualidades alimentarias". Esto indica un "incremento del consumo per cápita a escala mundial, con probabilidad que continúe aumentando".
"Existen grandes perspectivas económicas para una actividad que se expande en la región", argumentó. De acuerdo con Bouhier, tanto los avellanos como los nogales producidos en el Valle Inferior del Río Negro se destacan por "ser frutos de variedades comerciales modernas y de muy buena calidad, requeridas por los mercados más exigentes".
Para el especialista, "estos frutos se posicionan con ventajas frente a la fruticultura tradicional de la región, sobre todo por su alta demanda y rentabilidad, sus menores requerimientos de mano de obra e insumos y la prolongada conservación del producto".
En cuanto a la composición del sector productivo, Bouhier detalló que hay 64 productores que poseen 90 unidades productivas -la mayoría de pequeña y mediana escala-. En algunos casos, combinan avellanas y nueces.
En la Argentina, las plantaciones de nogal crecieron un 21,3 % del 2004 al 2014 con variedades que brindan fruta de alta calidad apta para los mercados más exigentes y de mayor poder adquisitivo.
La producción nacional es de 11.733 toneladas de nuez con cáscara y, a pesar de tener poca relevancia en el contexto internacional, el elevado valor que obtienen las nueces en el mercado interno convierte al nogal en una alternativa productiva interesante para el productor.
Por su parte, la superficie plantada con avellanos en el país es de 700 hectáreas, de las cuales 560 se encuentran en el Valle Inferior del Río Negro. Aunque la avellana no es un producto de consumo masivo como las nueces y las almendras, la producción nacional no alcanza para abastecer el mercado interno.
La producción nacional ronda las 250 toneladas con cáscara por año, la mayoría se comercializa descascarada, envasadas en bolsas plásticas herméticas o al vacío, a través de distribuidores, principalmente de Buenos Aires y de la zona andina de Río Negro, en su mayoría vinculados con dietéticas, chocolaterías, heladerías, confiterías y panaderías.