Martes, 5 Diciembre, 2017
Desde hace algunos meses que su nombre empieza a sonar con mayor frecuencia en restaurantes y verdulerías. Por su gran cantidad de propiedades, el kale se volvió una de las tendencias en hoja verde en Argentina. A pesar que hizo su entrada al país hace un par de años, recién a partir de 2017 se empezó a masificar gracias a que distintos productores apostaron por su crecimiento.
“Acá se puso de moda hace dos o tres años pero era muy poco accesible. Este año los productores decidieron apostar a su producción, invertir en el área, lo que ha bajado su precio. Eso aumentó el consumo”, explica Leandro Botarelli, de la firma Botarelli, ubicada en la Nave 9-Puesto 5.
El kale es pariente del brócoli, la coliflor y los repollitos de Bruselas. Tiene un alto contenido de agua, muy pocas calorías y es bajo en sodio. Al no tener ningún tipo de grasas, es ideal para incluir en la alimentación diaria o en las dietas de las personas con sobrepeso y con colesterol elevado.
“Lo probé, es nuevo y hay que acostumbrarse. En ensalada me encantó, es similar al brócoli. Cosechado alto se come hervido o salteado. Hay productores que lo plantaron corto, como rúcula o radicheta y es tierno, un espectáculo”, agregó Bottarelli. Además de ensaladas, el kale es muy popular en jugos verdes. En algunas capitales como Nueva York o Londres está desplazando a la limonada como la favorita de los consumidores.
Entre las propiedades, el kale es una gran fuente de vitaminas C y K, y además favorece la formación de la vitamina A. También aporta niveles significativos de vitaminas B1, B2, B6 y E. Es por eso que su uso se viene extendiendo, ya que concentra los beneficios de varias otras hortalizas.En Inglaterra, por ejemplo, fue muy utilizado durante la Segunda Guerra Mundial para mantener a la población saludable, pues proporcionaba gran parte de los nutrientes que faltaban por la escasez de comida.