Jueves, 15 Junio, 2017
Los investigadores del INTA sostienen que el reto se vuelve estratégico en un escenario que proyecta, a poco más de 30 años, incertidumbre climática, deterioro ambiental y mayor demanda de alimentos y energía. Desde 1999, productores y técnicos del Grupo CREA Tandil – Buenos Aires– llevan adelante un planteo de agricultura por ambiente en establecimientos de la localidad.
La experiencia, que recibe el apoyo de la Unidad Integrada Balcarce –formada por el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata–, permitió evaluar el desempeño de los principales cultivos de la región –maíz, soja, girasol y trigo–, estabilizar sus rendimientos por encima de la media. También pudieron definir esquemas de rotación poco usuales para la zona, pero con márgenes económicos que aumentan hasta un 80 % la renta obtenida en cinco años.
"Es primordial tratar de lograr que los cultivos tengan su hábitat ideal, en función de las condiciones agroecológicas y de las prácticas que puedan adoptarse, como rotaciones diferenciales, manejo de fechas y otras acciones complementarias como densidades de siembra, fertilizaciones, entre otras", explicó Pablo Calviño, ex asesor del grupo CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) y actual director técnico de la empresa Zubiaurre S. A.
De acuerdo con Calviño, la elección de implementar un planteo agrícola por ambientes surgió de observar "diferencias muy importantes de rendimiento" dentro de un lote, cuya historia productiva y de manejo agronómico era bastante homogénea y adecuada.
Los técnicos analizaron la influencia de diferentes factores –profundidad de suelo y de napa freática; riesgo de heladas; ubicación topográfica y pendiente del terreno– en las variabilidades de rinde. Luego, cruzaron los factores, definieron cinco tipos de ambiente e identificaron rotaciones y manejos de cultivo específicos para cada uno de éstos.
Así la agricultura por ambiente genera rindes por encima de la media para la zona del sudeste bonaerense, con márgenes económicos que aumentan hasta un 80 % la renta en cinco años. En tanto, desde hace más de una década, técnicos del INTA Rafaela –Santa Fe– producen soja con buenas prácticas agrícolas y evalúan la aplicación de los principios del Manejo Integrado de Plagas (MIP) en un lote de 100 hectáreas.