Viernes, 5 Julio, 2024
Según datos arqueológicos, la papa comenzó a ser cultivada entre los años 8000 y 5000 a. C. en la región hoy conocida como el sur de Perú y el noroeste del Altiplano boliviano. Desde ese entonces, fue extendiéndose por todo el mundo hasta convertirse en una de las hortalizas básicas en la alimentación de las personas. De la papa se extiende esta serie de variedades conocida como “papas andinas” o “papín andino” que, en todas sus versiones, hoy es se convirtió en uno de los cultivos más importantes de Argentina.
No son muy grandes y no se asemejan a las papas que conocemos tradicionalmente, pero sí son idénticas en cuanto a sus propiedades y nutrientes.
A simple vista, puedan pasar como “papines”, pero no lo son. Son una variedad de papa tradicional cosechada en su primer estadio de crecimiento; mientras que el reducido tamaño de las papas andinas tiene que ver con su propia naturaleza, esto les permiten una mayor concentración de cantidad de minerales propios que aporta la tierra en la que son cultivadas como el calcio y el potasio.
Existe un enorme abanico de variedad de papas andinas: Azul, Blanca, Collareja, Colorada, Malgacha, Moradita, Negra Ojosa, Oca, Sallama, Sani, Santa María, Runa, Tuni, entre muchas más.
Para consumir este producto, se sugiere no pelar esta variedad, sino limpiarla y cepillarla bien para que luego cocinarla de la forma elegida.
Las papas andinas las podés encontrar los en los puestos semiabiertos y pabellones de venta mayorista del Mercado Central de Buenos Aires.