Miércoles, 15 Noviembre, 2017
Escondida entre el ruido de las naves y los camiones que fluyen a toda hora por el Mercado Central, la chacra de Los Tapiales es guardiana de una pequeña porción de la historia argentina, llena de personajes ilustres.
Su origen se rastrea hasta 1615, cuando el entonces gobernador de Buenos Aires, Hernando Arias de Saavedra, le cedió unas 7.000 hectáreas a Pedro Gutiérrez, conquistador español. Desde entonces, se sucedieron sus dueños. El casco de estancia data de fines del siglo XVIII, y tiene una historia muy particular: unos de sus dueños fue Martín Altolaguirre, de los primeros ingenieros agrónomos que trabajaron en una empresa dedicada a la agricultura en el país. Es decir que, desde sus orígenes, la chacra está vinculada al oficio de cosechar y vender lo que produce nuestra tierra.
Altoalaguirre fue dueño hasta 1808, cuando vendió a Francisco "Pancho" Ramos Mejía en 1808, dando inicio a una larga historia que vincularía a la chacra de Los Tapiales con los Ramos Mejía. En esos años, por estos mismos cuartos y comedores, pasaron los nombres más importantes de la historia argentina: Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Mariano Moreno, los hermanos Liniers o el General Lavalle.
Ramos Mejía fue un protector de los pueblos originarios que vivían en estas tierras, en una época donde la norma era el prejuicio racial y el desprecio. Se mudó a la chacra junto a su mujer y sus siete hijos y tendió un lazo con los pampas y los gauchos. Los trató como huéspedes, les enseñó los oficios del campo, el cultivo y la ganadería y se preocupó por que se eduquen. Fue el representante de 1os caciques en el tratado de Miraflores con el gobierno provincial, un acuerdo de paz y amistad entre blancos e ‘indios’.
Don Francisco murió en 1828 por la fiebre. Su cuerpo fue tomado por los pampas, que se lo llevaron al desierto para darle sepultura en un lugar que aún hoy permanece desconocido.
La chacra de Los Tapiales fue confiscada por el gobierno de Juan Manuel de Rosas hasta la batalla de Caseros en 1852, que volvieron a la familia Ramos Mejía. Isaías de Elía, yerno de Francisco, se volcó entonces a la cría de caballos Pura Sangre de carrera y vacunos. Su nieto, Agustín, llegaría a ser intendente de La Matanza entre 1935 y 1941.
En 1942, la chacra es declarada Monumento Histórico Nacional. Siguió perteneciendo a la familia Ramos Mejía hasta 1963, cuando por ley se declararon estas tierras como de ‘utilidad pública’ para levantar el Mercado Central de Buenos Aires. El casco histórico se mantuvo intacto y desde entonces es preservado por la Corporación Mercado Central.
En 1987, durante la visita del Papa Juan Pablo II a la Argentina, se le acondicionó un cuarto especial en la chacra para que disponga previo a la misa que ofició en el Mercado, la que reunió unas 300.000 personas.
Debido a su historia y preservación, actualmente la chacra es buscada por cineastas y productores televisivos como locación para películas y publicidades de época.